Mi papá me enseñó que la familia debe estar unida, me enseñó que la mujer más importante es mi mamá y que mis hermanos son mi apoyo incondicional por siempre. Mi papá me enseñó a jugar fútbol, a montar bicicleta, patines, a conducir un carro, a cambiar una llanta pinchada, también que antes de llamar a un técnico para arreglar algo de la casa, primero lo debo intentar yo con su fórmula infalible: ¡un soplido fuerte al objeto averiado y listo!
Mi papá quiso enseñarme a ser un buen jugador de ajedrez, pero no pudo; quiso que fuera el mejor estudiante, pero eso le salió mal, aunque por el sé qué quiere decir que x=v.t y que toda acción tiene una reacción. También supe gracias a él que una fuetera, de vez en cuando, no cae mal y que, si le meto una papa frita recién sacada del aceite hirviendo a mi hermano en la espalda, él me podía hacer lo mismo, pero con unos 10 papás, aproximadamente.
Me enseñó a comerme todo lo que me ofrecen, a hacer deporte, a escuchar buena música y disfrutar de una fiesta sin necesidad de embriagarme (esto no lo apliqué bien, pero el me enseñó). ¡¡Le enseñó a cientos y cientos de estudiantes todo lo que está consignado en esos libros de física de su vieja biblioteca y fue responsable de la educación de muchos jóvenes que hoy son profesionales exitosos…¡¡MI PAPÁ ES UN PUTAS!!
Ya no enseña en las aulas, ya está cansado, un poco viejo, pero aún me enseña muchas cosas…algún día, cuando crezca, quiero parecerme un poco a él.
Invitado: Juan Carlos Potes Villamil
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