En esta última entrega destacaremos a una valiente mujer quien ha arriesgado su vida, paradójicamente, en busca de la tan anhelada paz: Soraya Bayuelo Castellar, fundadora y directora del Colectivo de Comunicaciones de Los Montes de María Línea 21. Nació en el Carmen de Bolívar, estudió comunicación en la Universidad Autónoma del Caribe en Barranquilla.
En una entrevista concedida hace unos años al periódico El Tiempo expresó que le duele lo que pasa en la región costeña, que tanto ama y clama por una presencia permanente del Estado: el territorio de los Montes de María.
Su trabajo comunitario por más de 24 años ha traspasado fronteras: “Todo el mundo levantó el vuelo. La danza de los chalecos se fue y con ellos el Estado a otro lugar como si aquí no hubiese pasado nada, y quedan las secuelas pero que hay que sanar las heridas”, sostiene.
¿Cómo es la actual situación? Obviamente que no es igual que los tiempos de la guerra, pero tampoco es que estemos en la paz total porque nos hacen falta muchas cosas.
¿Cómo cuáles? Por ejemplo, hace falta que el Estado colombiano sepa que al silenciarse los fusiles y haberse desmovilizado las Farc, y hacer un acuerdo de paz no significa que todo esté bien, pues la guerra dejó muchas secuelas para tener una vida digna.
¿Qué más? Hace falta inversión en lo social, en educación, en la cultura, vías, en el campo, que la gente tenga realmente una reparación integral transformadora, de todos los derechos violentados en el conflicto. La agenda de diálogo con las Farc creó expectativas en zonas de conflicto como los Montes de María y la gente se llenó de esperanza.
¿Cuál es la realidad de las zonas que, supuestamente, habían recuperado la tranquilidad? Lamentablemente, vienen siendo copadas por el microtráfico y el narcotráfico, sobre todo las salidas hacia el Golfo de Morrosquillo, lo que aviva el temor de que vuelva a prenderse la guerra.
En 1994, dirigió la casa de la cultura de su pueblo junto a la filósofa Beatriz Ochoa y fundaron el colectivo con la idea de hacer un proyecto de periodismo para la comunidad. Soraya lo llamó la ‘BBC’ (“bodas, bautizos y cumpleaños”) pero de esta idea nació una escuela de periodismo, un noticiero y un programa de radio comunitario.
El 5 de julio de 1998, su hermano Milton, fue asesinado en el Carmen de Bolívar por paramilitares del Bloque Central Bolívar, cuando pasaba por una tienda en el momento en que acribillaban a cinco personas.
El 18 de agosto del 2000, su sobrina Angélica Robayo Bayuelo, de 13 años, murió al estallar una bomba que puso el frente 37 de las Farc, frente a una ferretería en la plaza del pueblo, cuando la joven pasaba por el lugar con dos amigas.
En 2003, Soraya y el Colectivo ganaron el Premio Nacional de Paz por “su contribución a la reconciliación y la convivencia pacífica a través de un proyecto de comunicación que fortalece el tejido social de la región”.
Ha recibido muchas amenazas desde que el colectivo empezó a recopilar los relatos de la gente en medio de la guerra. El objetivo es convertirse en la memoria histórica de la región, con proyectos como la red de narradores.
En octubre de 2014, Soraya fue parte del tercer grupo de víctimas que viajó a La Habana para reunirse con los equipos negociadores de las Farc y del Gobierno, junto con el gobernador metense Alan Jara, el líder indígena Luis Fernando Arias, el general de la Policía Luis Mendieta y la excandidata vicepresidencial Aída Avella.
A finales de 2014, nace el Museo Itinerante de los Montes de María, un proyecto financiado por Francia, el cual está representado con el ave típica de los Montes de María, el mochuelo. Ella es motor del proyecto.
Soraya define así su trabajo: “Son veinticuatro años contrarrestando todo lo que nos desestabilice la tranquilidad a través de la comunicación, de la educación y de la cultura, de reconstruir la memoria histórica, del cine, los relatos y la narración como garantías de no repetición”.
¿Qué ha pasado con planes piloto y otros experimentos para recuperar la paz perdida? Es cierto que aquí se han experimentado todos los programas y acciones, pero falta mucho más, sobre todo acompañamiento psicosocial las víctimas para evitar que se vuelvan a llenar de resentimiento.
¿En qué hay que insistir? En sanar el resentimiento y los dolores, la injusticia, la falta de verdad, la falta de garantías de no repetición, la merma de la impunidad que hay con el acompañamiento psicosocial del que te hablé.
¿Siguen esperando la verdad? Es cierto. No se ha dicho toda la verdad, sigue habiendo injusticia, impunidad.
¿Cuál es esa verdad que demandan? Quiénes participaron en las masacres; quiénes son los responsables; dónde está la justicia. Uno, si conoce la verdad, sabe a quién va a perdonar y cómo va a reconciliar.
Cuando le preguntan qué califique lo que ha hecho por su comunidad dice con humildad: “Como una gota de agua en un océano, en comparación con todas las cosas que hay que hacer”.
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