Es innegable que desde la pandemia ha cambiado la manera cómo hombres y mujeres se relacionan. La tecnología ha logrado acercarnos a maestros en la manipulación que solo quieren alimentar su ego.
Hoy les hablaremos de un fenómeno que es cada vez más frecuente, conocido como histeriqueo, en el que hombres y mujeres se la pasan haciendo promesas románticas y eróticas que no van a cumplir.
Aunque la distancia no es un requisito para que esta situación se propicie, sí es un factor determinante. Sin olvidar el celular como elemento principal de esta conducta, porque a través de él se envían mensajes, fotos o videos del hombre o mujer histérico que seduce y excita para dejar a sus “objetivos” con ganas de más.
Precisamente, cuando llega ese momento de concretar un encuentro personal, empieza la “mamadera de gallo”: Que está lloviendo, que está enfermo, que se murió la abuelita, en conclusión, no pasa nada y no se ven.
Aunque es una conducta de la que se habla en la actualidad, tiene un referente en el pasado del que habla el terapeuta sexual Darío Ibarra: “Este tipo de neurosis fue investigada y descrita por Josef Breuer y Sigmund Freud, entre 1882 y 1895, específicamente en las mujeres; pero hoy ya no se habla de histeria femenina únicamente, hay cada vez más varones con este tipo de neurosis o comportamientos”.
La histeria en este caso no se trata del trastorno psicopatológico, sino más bien el que se relaciona con aquellas mujeres u hombres que juegan a seducir, asumiendo el rol de seductores, enviando todas las señales posibles, demostrando amor y pasión para indicar que están dispuestos a todo con esa otra persona.
Pero ocurre todo lo contrario, y un día, sin ninguna explicación, el o la histérica responden con rechazo, indiferencia y evasión, es decir, le huyen al amor y al compromiso.
Santiago Cedrés, presidente de la Sociedad Uruguaya de Sexología, clasifica al hombre histérico en tres clases:
- El seductor por naturaleza que quiere vincularse y agradar.
- El adicto a la seducción, que no es lo mismo que ser adicto al sexo. Este tipo no puede evitar seducir a cualquier mujer que se cruce en su camino.
- El que compensa su masculinidad seduciendo debido a su CCP (Complejo de Pene Pequeño), o por disfunción eréctil o porque es eyaculador precoz severo.
La pregunta es ¿Por qué se da este comportamiento? Expertos concluyen que hay varias causas, entre las que se destaca la relación madre – hijo como principal, de acuerdo con la teoría de Bert Hellinger y Freud.
El terapeuta Ibarra opina al respecto: “Algunos hijos varones se han sentido menospreciados y devaluados por su madre durante la infancia y la adolescencia, lo que hace que este niño cuando crece es que busca a su madre en cada mujer que seduzca, logrando así, desde su comportamiento seductor (histérico), la mirada y el deseo de muchas mujeres. Cuando esto suceda, él las despreciará y las dejará pagando. Tal y como hizo su madre con él durante las etapas más importantes de su desarrollo”.
Los expertos Ibarra y Cedrés coinciden que es muy complicada una relación con hombres así: “A menudo las mujeres piensan que porque se casó o porque fue padre esto lo va a cambiar y no. Muchas veces se trata de hombres que no pueden evitarlo. Son adictos”.
Ibarra, por su parte, dice que aunque no sea un hombre histérico y llegue a una relación de tipo sexual pero no se comprometa con una mujer como pareja, en el fondo, existe cierto grado de misoginia, es decir, miedo y aversión a las mujeres.
“El hombre que solo busca seducir, constantemente, no puede vincularse con ninguna mujer sin dejar de pensar en lo erótico. Solo piensa en agradar. Al final termina perdiendo su libertad”, afirma Cedrés.
Este tipo de relaciones genera frustración en su entorno y peor aún, por tener un encuentro sexual pierde la oportunidad de llegar a un compromiso serio y estable, por dárselas de “Don Juan”.
¿Cómo reconocer a un seductor? Este tipo de conducta encubre una personalidad vulnerable al abandono, con una alta necesidad de reconocimiento y aprobación, baja tolerancia a la frustración y con incapacidad para establecer relaciones interpersonales duraderas.
Enmascaran sus rasgos personales más débiles para no terminar siendo seducidos por otras personas, son ellos (as) que desean tener el control de la situación y cuando lo consiguen pierden el interés y buscan la manera de comenzar nuevamente ese juego y se inicia un círculo vicioso sin fin.
Si en algún momento de tu vida te encuentras con una persona así, no intentes “cambiarla” porque no pasará. Al final, si sabes cuáles son sus reglas, no te enredes exponiendo tus sentimientos y energía en alguien que no quiere lo mismo que tú.
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