De vez en cuando es bueno repasar cosas de la vida que, en algún momento, aprendimos, pero vamos olvidando por la misma dinámica de la sociedad en que vivimos. Una de esas cosas parece simple; sin embargo, es el eje de todo y me refiero a la familia.
“Las características de las familias actuales de México, España, Colombia, Argentina u otros países de Latinoamérica son muy diferentes a las de hace cuarenta o cincuenta años, de igual forma que las familias de esa época eran muy diferentes a las de otros 40 o 50 años atrás”, asegura el licenciado, maestro y humanista, Alberto Cajal, en una de sus investigaciones que publica el portal Lifeder.
Cajal, precisamente, hace un repaso y explica 14 tipos, partiendo de la elemental definición del término: “Es una unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia que se desea duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia”.
Sostiene que, aunque procedan de disciplinas diferentes y se aprecien variaciones de familias, todas tienen en común que incluyen: Un hombre adulto, una mujer adulta, una pareja heterosexual u homosexual, los hijos de la pareja, etc.; igualmente, los vínculos entre los miembros: biológicos, legales, afectivos.
Pero voy directo la clasificación del maestro para que nuestros lectores saquen sus propias conclusiones.
Familias nucleares. Están compuestas por una pareja de adultos que se hacen cargo de uno o más hijos biológicos. Es por tanto la familia clásica.
Sus funciones principales son la crianza de los niños y conseguir el bienestar socioafectivo de sus miembros. De hecho, existen investigaciones que afirman que los hombres casados son más felices que los solteros.
Sin embargo, no está claro si esto es una correlación o una causa. Es decir, podría ser que los hombres que son más felices se casan precisamente porque eso les ayuda a encontrar pareja.
Familias homoparentales. Son formadas por dos padres o madres homosexuales y uno o más hijos. Aunque existen ciertos prejuicios en la sociedad, los datos demuestran que los hijos con padres del mismo sexo llevan una vida de lo más normalizada y que esto no influye de forma negativa en su desarrollo.
Familias monoparentales. Es la que está formada por un solo padre, ya sea hombre o mujer. Si bien es cierto que siguen abundando las madres divorciadas, en los últimos años se ha producido un aumento considerable de mujeres que han decidido ser madres en solitario a través de métodos de reproducción asistida.
Igualmente, son cada vez más los padres que, tras el divorcio, deciden quedarse con la custodia de sus hijos, reivindicando así su derecho a ejercer la paternidad en igualdad de condiciones que las mujeres.
Familias reconstituidas, ensambladas o compuestas. Esta modalidad familiar tal vez sea la que más abunda en la actualidad debido al gran número de divorcios que se producen.
Son formadas, por ejemplo, por los hijos biológicos del padre y los hijos biológicos de la madre. Son por tanto hermanastros que forman una familia por haberse unido sus padres tras separarse de sus anteriores parejas.
Familias de tres generaciones o extensas. Son las formadas por miembros pertenecientes a distintas generaciones que conviven juntos. Por ejemplo, una familia formada por una pareja -padre y madre-, sus hijos y el abuelo.
Este es otro tipo tradicional de familia, más extendido en países con menos recursos económicos y en culturas con valores familiares en las que se valora más al grupo.
Familias adoptivas. Una pareja o un adulto en solitario con uno o más hijos adoptados. Estas familias son más comunes en los países desarrollados, cuyas familias tienen más recursos económicos para adoptar niños de su propio país o de otros.
Familias de acogida. Una pareja o un adulto en solitario decide acoger en su casa a uno o más niños hasta que encuentren un hogar permanente. Este tipo de familia también es más frecuente en países de desarrollados. Por otra parte, son más frecuentes tras épocas de guerra, cuando los padres han muerto o no han podido huir de sus países.
Familias sin hijos. Son las formadas por dos adultos, heterosexuales u homosexuales, que no tienen hijos, ya sea porque lo han decidido o porque lo han podido.
Debido a la actual situación social y económica social, en la que los jóvenes tienen más dificultad de acceder a la vivienda, con sueldos, generalmente, más bajos, tener hijos se ha vuelto algo no prioritario y que se pospone hasta los 30 o incluso 40 años.
Familia de abuelos. Esta clase de familia se da cuando los abuelos cuidan a sus nietos, debido a que los padres los han abandonado, han muerto o tienen problemas de adicciones o legales.
Dependiendo de la situación particular de los abuelos, los hijos pueden quedarse con ellos hasta que sean mayores de edad y puedan decidir, o entrar en programas de adopción.
Familias con padres separados. Aunque se pueda entender como una familia rota, no quita que siga siendo una familia, ya que habiendo hijos de por medio, los vínculos, derechos y obligaciones seguirán existiendo.
Familia matrifocal. Este tipo de familias es propio de Jamaica, Dominica, Antillas Francesas o algunas regiones de Estados Unidos. Se trata de un sistema de organización familiar en el que la madre y su familia materna tienen el mayor peso de la familia.
Puede existir un varón como pareja o esposo, pero su presencia es esporádica y no tiene ningún tipo de relevancia en las decisiones acerca de la crianza de los hijos biológicos o adoptivos.
Familia comunal. La familia comunal normalmente se compone de una serie de parejas monógamas con hijos que deciden vivir en comuna y compartir derechos y obligaciones entre todos, incluida la crianza de los niños. Son ellos mismos los que establecen los límites a los que pueden llegar.
Familias unipersonales. Es posiblemente el tipo de familia que más está creciendo en las últimas décadas, razón por la que cada vez está más aceptada. Consta de un solo miembro que vive soltero, aunque puede tener relaciones que nunca llegarán a formalizarse.
Familias con mascotas. Hasta hace no mucho, el vínculo que unía a una familia era la descendencia, es decir, tener un hijo o hijos. Sin embargo, cada vez son más las parejas que viven sin la necesidad de traer un hijo al mundo, dando todo su amor a una mascota.
El sentimiento emocional de estas personas con el perro, gato u otra mascota puede ser tan fuerte como el que se puede tener con otro humano, dándole un tratamiento similar y no privándole de compartir momentos o experiencias.
No Comments