No todos pueden decir que se han tomado un año sabático, porque además de ser un tiempo dedicado al autoconocimiento y la satisfacción de intereses personales luego de un periodo de esfuerzo, requiere también de estar organizado financieramente; o como sería en costeñol “vivir de alivio”, y no todos tenemos presupuesto para hacerlo.
Pero digamos que sí lo podemos hacer, tomarnos ese tiempo para reponer energías, viajar, vivir nuevas experiencias, ampliar conocimientos, realizar un voluntariado o, sencillamente, hacer todo aquello que nos proporcione bienestar físico y mental.
Ahora, ¿qué piensan si este período sabático se traslada a las relaciones de pareja? De acuerdo con expertos, este concepto implica hacer breves pausas en las relaciones para explorar el crecimiento personal, los objetivos y el autodescubrimiento antes de volver con la pareja.
El sabatismo matrimonial es un concepto que, desde hace más de 20 años, una terapeuta de parejas promovió para suavizar los matrimonios que tenían muchos años de convivencia.
Lejos de ser una tendencia actual, aparece en 1999 con la coach Cheryl Jarvis con su libro, “El matrimonio sabático: el viaje que te lleva a casa”.
La intención de Jarvis era buscar la satisfacción de la mujer que tenía marcado su rol de esposa y madre y defendía que explorara dentro del matrimonio su lado intelectual, creativo y social.
Jarvis afirma que los años sabáticos eran igualmente necesarios tanto para los hombres como para las mujeres. “La única razón por la que escribí el libro para las mujeres era porque para las mujeres es más difícil darse ese permiso para marcharse”, anota.
La autora también señala otro factor llamado el “ángulo hormonal” en las parejas heterosexuales, a medida que envejecen. “Cuando los hombres envejecen, su testosterona disminuye y quieren estar más en casa. En las mujeres, su nivel de estrógenos decae y de repente se vuelven más aventureras”, sostiene.
Cuando el libro de Jarvis se publicó fue considerado una amenaza a los valores familiares tradicionales. Las personas asumieron que este tipo de relación implicaba tener aventuras amorosas que terminarían con las uniones matrimoniales cuando, en realidad, tomar distancia no es un factor que ponga en juego la fidelidad, eso puede ocurrir en cualquier etapa de una relación.
De otra parte, Tom Murray, terapeuta sexual y profesor de la Universidad de Adler, EE. UU., cree que, para algunas parejas, los años sabáticos pueden indicar problemas más profundos.
“La principal desventaja es que los seres humanos son muy volubles. Debido a que somos criaturas sociales, anhelamos pertenecer y estar en comunidad con los demás. Por lo tanto, si los celos y la inseguridad están presentes, entonces dudo que una relación sobreviva a un año sabático. Y si hay agendas no explícitas como el deseo de una salida elegante de una relación, entonces las cosas pueden disolverse muy rápidamente”.
Aunque Murray es escéptico sobre este tipo de relación, admite que pueden funcionar cuando la pareja prioriza la comunicación. “Las razones más comunes por las que las parejas eligen tomarse un descanso son el aburrimiento, el deseo de exploración sexual y la siempre fresca creencia que la felicidad se puede encontrar fuera”, afirma.
Y agrega: “Si la pareja no está en la misma página acerca de sus intenciones de tomarse un tiempo separados, entonces una relación puede romperse rápidamente”.
Los terapeutas de parejas sugieren que se puede establecer un plazo con una fecha definida y cuáles serían las reglas establecidas cuando estén separados, lo cual les permitiría tener una visión de cómo sería su relación en el futuro.
El desafío para una pareja que está separada por un largo tiempo es el de mantener la conexión a pesar de la distancia. Sin embargo, recordemos que muchas parejas han fortalecido su matrimonio más fácilmente de lo que pueden romperlo, precisamente gracias a esa distancia proxémica.
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