Una de las mayores preocupaciones de los padres con hijos adolescentes es cómo hablar de sexo, y más sabiendo que ellos también vivieron muchas experiencias; a lo mejor positivas, otras negativas, pero experiencias finalmente que hoy les permiten ver este tema desde otra perspectiva.
La adolescencia es una etapa compleja por los cambios físicos, hormonales y psicológicos que se presentan. Es por ello que lo ideal es que los jóvenes exploren y expresen la sexualidad como parte natural del desarrollo humano.

Y aunque los adolescentes están influenciados por su cultura y entorno, todos tienen características en común, bien sean latinos, americanos, europeos, asiáticos o africanos, entre otros.
En 2022, la OMS (Organización Mundial de la Salud) examinó las tendencias sexuales entre estudiantes de 15 años de 35 países. Dicho estudio reveló que hay un mayor porcentaje de muchachos que mantienen relaciones sexuales en comparación con las muchachas, quienes también son catalogadas por las nuevas tendencias como activas al cumplir los 15 años.
Esta investigación demostró que el género puede influir en la sexualidad adolescente, ya que indica que la edad media de la primera relación sexual, en la mayoría de los países, es de 16 a 19 años para ellas y de 17 a 19 para ellos.
La investigadora Anupama Hegde explica cómo el desarrollo de la sexualidad comienza temprano en el útero y luego continúa a lo largo de la vida:
“La adolescencia desempeña un papel vital en la determinación de la propia sexualidad, ya que conlleva una profunda alteración de los sustratos hormonales, anatómicos y neuropsicológicos de la sexualidad. A su vez, estos cambios tienen una importancia interpersonal, familiar y social”.
Adicionalmente, afirma que los estilos de crianza y las actitudes hacia la sexualidad, el entorno familiar, las relaciones entre iguales y la influencia de la cultura y la comunidad son los sustratos sociales que influyen en el desarrollo de la sexualidad de un individuo.
La experta habla del desarrollo de la sexualidad adolescente, el cual consta de cuatro dominios del ciclo de respuesta sexual: deseo, excitación, conducta y funcionamiento.
Los comportamientos sexuales incluyen la abstinencia, la masturbación y el sexo en pareja.
La abstinencia durante la adolescencia: los expertos la describen como la no práctica de comportamientos sexuales orales, vaginales o anales, la cual está ligada a las diferencias culturales, sociales y religiosas.
De acuerdo con la OMS, los programas basados exclusivamente en la abstinencia son ineficaces como método preventivo de la actividad sexual precoz y los comportamientos de riesgo, los cuales ponen en peligro la salud sexual y reproductiva de los jóvenes.
En países desarrollados, la abstinencia se caracteriza por anillos de pureza y votos de castidad destinados a evitar las relaciones sexuales antes del matrimonio, a diferencia de algunos países en desarrollo, en donde la abstinencia se impone mediante prácticas inhumanas como la mutilación genital femenina.
La masturbación: es el segundo comportamiento sexual que más practican los adolescentes. Aunque siempre ha existido tabú, la medicina la considera un comportamiento normal desde el punto de vista del desarrollo humano.
La edad de inicio no se ha definido, pero algunos estudios establecen que en los hombres ocurre a los 13 años y en las mujeres a los 15 años. De acuerdo con la investigadora Hegde, la masturbación es más frecuente entre los adolescentes varones que entre las mujeres y persiste a lo largo de toda la vida.
El comportamiento sexual en pareja: tiene que ver con besos, tocar las zonas erógenas, masturbación mutua, coito pene-vaginal y coito pene-anal, felación, cunnilingus y el sexting.
Los expertos confirman que los comportamientos sexuales no coitales en pareja son, en su mayoría, parte de la experiencia sexual de los adolescentes.
Los padres son la principal fuente de información para que cualquier niño tenga conocimientos sobre sexualidad, como, por ejemplo, palabras para designar los genitales, la exposición a la desnudez adulta, las citas, los comportamientos sexuales de los padres y las conversaciones sobre sexo y reproducción en la familia.
Lo más importante es que en la relación de padres e hijos la comunicación sea fluida, además de que haya confianza y respeto, porque, de lo contrario, esto afectará la actitud del adolescente hacia la sexualidad.

Aunque lo anterior es la expectativa, la realidad es que la mayoría de las sociedades son conservadoras con respecto al tema de la sexualidad. Muchos padres dudan en proporcionar una educación sexual adecuada para sus hijos en algunos casos, porque ellos no recibieron educación sexual de sus padres debido a la falta de un vínculo basado en la confianza mutua o, sencillamente, por la incomodidad al hablar de sexo.
Los amigos o los compañeros influyen también en la sexualidad y el comportamiento de los adolescentes en esta etapa de la vida. Los jóvenes buscan la aprobación de los demás, hay mucha presión social y las hormonas hacen de las suyas, porque es la etapa en donde hay mayor atracción y en donde se busca una identidad sexual, aunque esta no sea determinante.
Ojalá en mi época la educación sexual hubiera sido una materia obligatoria. Hay tanta información valiosa, como lo promueve la OMS, para que los niños y jóvenes desarrollen habilidades, actitudes y valores que los ayuden a proteger su salud, a desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas y a tomar decisiones responsables y proteger sus derechos y los de los demás.
La redacción de #sinrecato lo consideró un tema muy importante no solo para padres y adolescentes, sino para todos, así que decidimos hacer una segunda parte de esta columna. A final de cuentas, es información valiosa que es mejor compartir.