La Constitución Política, la de 1991, fue un documento inspirador. Propuso cambios a una sociedad llena de prejuicios medievales que provocaron más daño que cualquier conflicto armado.
El artículo 13 dice: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”.
No hay que ser abogado para entenderlo, cualquier colombiano o extranjero comprende el mensaje. Somos iguales de acuerdo con la Constitución, pero no es así. Es difícil aceptar las diferencias y encajar siendo negro, latino u homosexual.
Ricardo, es un amigo, abiertamente homosexual, vive con su pareja. Abogado, Especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos, defensor de los derechos humanos y participó en la política sobre derechos de la población LGTBI. Hace algunos años fue el candidato más opcionado para ocupar la Secretaría de Desarrollo Económico en la Gobernación del Atlántico, pero su nombramiento no se dió y después se enteró de que no era solo por ser gay sino porque “había salido del closet”.
Felizmente el mundo ha evolucionado. Estados Unidos, un país racista eligió su primer presidente negro. El actual Papa de los católicos, Francisco, es argentino, latino; y el Primer Ministro de Luxemburgo es el primer jefe de gobierno que es homosexual y está casado.
‘Nuestro propósito no es ‘homosexualizar’ a todo el mundo, no’. - Sin Recato
•5 años ago
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