Ardo como invierno
con brasa de lluvia
y fuego húmedo
en mis aguas profundas.
Lo presiento en mi voz
de lluvia madura,
del calor y de este grado de humedad.
Es este sabor en mí a invierno fértil,
fecundo, de intensas honduras.
En esta mañana un poco fría
y de nubes preñadas,
los tizones arden
y la cacerola está a punto de hervor,
mis muslos caramelizados
en salsa de invierno balsámico,
mis labios almibarados
con cerezas dulces rubí
y el envés de mi pecho
descubriéndose para ti,
paso a paso se delatan ante tu mirada.
¡Vamos mi dulce encanto!,
saborea mi piel-lluvia, amor,
que me llueven las feromonas
y los abismos y mis tempestades.
Poeta invitada: Dina Luz Pardo Olaya
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