Sin Recato
Tatiana Brugés Obregón
El pasado 11 de octubre se celebró el Día Internacional de Salir del Clóset, y aunque es una fecha que puede pasar inadvertida sirve para reflexionar sobre la nada fácil decisión de una persona proclamar su homosexualidad ante la familia, amigos y sociedad.
Como Fernando (*), un barranquillero de 26 años, quien me confesó, #sinrecato, como fue su salida del clóset.
“Antes de aceptar que era gay. Mi vida era complicada porque mis papás no lo sabían. Además fui criado y bautizado como Testigo de Jehová y estudiaba la Biblia desde los 12 años. En el año 2008 me bautizan y fue más difícil, era mi lucha interna de lo que me empezaba a gustar y lo que dice Dios, al respecto, es jodido”, cuenta Fernando.
Para que sus papás no sospecharan tuvo que fingir tener novia y aunque ella era lesbiana le hizo el favor. “Hasta con sus amigos heterosexuales era muy incómodo cuando hablaban de homosexuales, sentía que se me iba a notar, me daba nervios, estaba reprimido”.
En el 2011 fue expulsado de los Testigos de Jehová porque aceptó que le gustaban los hombres, tenía 19 años. Admite que a los 18 años ya había tenido una experiencia sexual con alguien mayor, pero en su mente estaba la idea que había sido por curiosidad.
“Cuando ya me acepto dije ‘soy gay 100%’. Mi familia se enteró y aunque no fue fácil, lo aceptaron. Mi papá fue el último en saberlo. Pensaba como decirle porque no quería que discutiera con mi mamá o que me echara de la casa”.
Una noche tuvo el valor y habló con su papá, pero pasó todo lo contrario a lo imaginado. El viejo lloró con él, le dijo que lo sospechaba y que le hubiera gustado saberlo desde el principio. Fernando le aclaró que no lo iba a ver en la calle vestido de mujer o botando plumas, comentó en tono jocoso.
Fernando es un Técnico en Ventas de Productos y Servicios, egresado de Sena. Es el segundo de cuatro hermanos, y aunque puede vender hasta ‘una loca preñá’, según dice, su verdadera pasión es el baile. “Alterné por muchos años mi trabajo en mercadeo y daba clases en varios gimnasios”.
En noviembre del 2018 viaja a Bogotá y se certifica como profesor de Dánzate Fitness y pensó: “No fui tan lejos para tener este certificado debajo del colchón”. Así que habló con su jefe y le dijo que trabajaba hasta diciembre. Perdieron a un excelente trabajador, pero alcanzó su sueño de trabajar en un prestigioso gimnasio de Barranquilla.
“Me siento orgulloso de ser parte de la comunidad LGTBI. Soy un hombre líder, amoroso y abundante. Amado por mi familia y rodeado del amor de personas maravillosas. Soltero y sin compromiso por ahora”, dice entre risas.
Finalmente, le pregunté ¿Qué les podía decir a los jóvenes que no han contado que son gay? “No puedo entrar en juicios. Todo en la vida son elecciones y si eligen no decirlo, es perfecto para ellos. Solo que estamos en una era que puedes declarar tus preferencias. Lo mejor es que tener confianza con sus padres y eso hará que los comentarios de los demás no los afecten. Hay que vivir de la mejor manera, pero protégete y usa preservativos”.
(*) Nombre cambiado
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