Ser padres no es tarea fácil y en la era digital, cada vez, se dificulta más. Escribo esta columna porque también tengo una hija pequeña y curiosa que no deja de sorprenderme con sus preguntas, por eso quiero apoyar a todos esos padres que, en algún momento, han pasado por ese difícil momento, cuando sus hijos les hacen preguntas sobre sexo.
Los niños son adultos en formación y como tal son curiosos y empiezan a explorar sus cuerpos y para ello tocan, hurgan, frotan partes, en especial sus genitales. Pero al ir creciendo necesitan orientación acerca de las funciones de cada parte.
Así que investigué con respecto a la sexualidad de la primera infancia y hay una guía para padres, en la se establece la diferencia entre comportamientos sexuales normales y aquellos que pueden dar luces que hay un problema.
Comportamientos normales en niños de 2 a 6 años:
• Masturbarse o tocarse los genitales en público o en privado.
• Mirar o tocar los genitales de un amigo o un nuevo hermano.
• Mostrar los genitales a sus amigos.
• Pararse o sentarse demasiado cerca a alguien.
• Intentar ver a sus amigos o a los adultos desnudos.
Lo ideal es que le reafirme a su hijo, que los niños deben respetarse entre sí y que no debe tocar los genitales de nadie y que siempre le debe decir si alguien le toca o intenta tocar sus partes íntimas.
La pregunta #sinrecato es: ¿Cuándo hay que alarmarse? Es necesario que los padres sepan cuando el comportamiento sexual de sus niños va más allá de la curiosidad, o son indicadores de abuso físico o sexual o de exposición a la actividad sexual.
Comportamientos anormales:
• Cuando ocurre con frecuencia y no se puede distraer su atención.
• Cuando cause dolor físico o emocional, o lesiones a sí mismos o a otros.
• Cuando está relacionado con agresión física o implique fuerza.
• Cuando imita actos sexuales de adultos.
Por lo tanto, la educación sexual de los niños no es responsabilidad solo del colegio o los profesores o las psicólogas. Desde la casa, los padres deben enseñarles a sus hijos a cuidar su cuerpo y para ello es importante tener en cuenta:
Llamar las cosas por sus nombres: Enséñeles los nombres correctos de todas las partes del cuerpo, como pene, vagina, pechos, nalgas, etc. Si usted usa apodos, por ejemplo: llamar ‘pajarito’ al pene, o ‘flor’ a la vagina, puede distorsionar la realidad y pensar que hay algo malo con el nombre correcto. Dígales también porque se llaman partes íntimas y porque no debe nadie tocarla. Les recomiendo el video ‘El libro de Tere’.
No los obligue a saludar: Los padres en ocasiones, obligamos a nuestros hijos a que den besos y abrazos a familiares o amigos que apenas conocen e incluso a los que conocen. Los niños están en su derecho de aceptar o no.
Si no lo quieren hacer, no los obligue. Explíqueles, constantemente, que su cuerpo es suyo y que en caso que alguien lo toque de manera inapropiada, le diga a usted o a un adulto de confianza. De esta manera entenderá, que su deber como padre es protegerlo de cualquier abuso.
Contacto bueno vs Contacto malo: Dígale que un “contacto bueno” es cuando le demuestras amor a otras personas como abrazarse, tomarse de las manos, ayudar a cambiar el bebé. En cambio, un “contacto malo” es todo aquello que nos molesta y nos incomoda como, por ejemplo, un golpe, o que toquen nuestros genitales. Para que no se asuste, dígale que la mayoría de las veces los contactos son buenos, pero en caso de sentir que un contacto malo, debe decir no y contárselo de inmediato a sus papas o cuidadores.
Regla de oro: Repítale, frecuentemente, que NO es bueno que miren o toquen sus partes íntimas o las que cubren el traje de baño. Transmítale seguridad que usted siempre va a escucharlos, creerles y protegerlos.
Ojo con los dispositivos electrónicos: Es importante que vigile las aplicaciones que su hijo usa y en estos momentos es pertinente bloquear el contenido para adultos. En esta era digital los niños están cada vez más expuestos a la pornografía y en ocasiones no les van a contar si vieron esta clase de contenidos.
Curiosidad: Las preguntas que hace un niño y las respuestas que le damos, deben depender de su edad y su capacidad.
Por lo tanto, es conveniente seguir estas recomendaciones:
• Cuando le haga una pregunta, no debe reírse ni enojarse porque le dará vergüenza y puede perder su confianza.
• Las respuestas deben ser sencillas y limítese a responder lo que le preguntó. Tenga en cuenta la reacción del niño con su respuesta.
• Prepárese siempre porque estas preguntas serán cada vez más frecuentes. Y si un niño pregunta algo es porque sabe y solo quiere asegurarse que usted también sabe.
• Si en algún momento necesita ayuda, consulte con su pediatra o con la psicóloga del colegio es importante que su hijo en este momento de curiosidad reciba respuestas claras que lo orienten y no que lo confunda.
En caso que usted vea que su hijo tenga un comportamiento sexual que no es adecuado para su edad, también consulte. Recuerda que todo lo bueno y lo malo que pase en su niñez será el reflejo de su vida como adulto.
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