Súbitamente he despertado sintiendo que los días y días de largos silencios auguran que se está acercando cada vez más el momento de la despedida. ¿Lo has notado?
Sabes que me dejaste una decisión difícil de tomar, ciertamente tienes razón al afirmar que después de habernos disfrutado en todas las dimensiones en las que nos hemos disfrutado tengamos que prescindir el uno del otro.
Nos amamos y tú lo sabes, ten presente que yo no voy a dejar de hacerlo porque siempre serás el amor de mi vida y eso nunca lo podrás olvidar; sin importar que, a pesar de los golpes bajos recibidos de otros amores, aprendí a contrarrestarlos con tesón porque siempre he mantenido viva la llama de tu recuerdo, solo así he podido levantarme y seguir intentándolo con una sonrisa en silencio para ti y una lágrima asomada ahí en el conducto lagrimal dispuesta a salir cuando la emoción se lo conceda.
Ese memorable y lacónico reencuentro que tanto soñamos, nunca estuvo planeado para extenderse hasta que me pediste querer volver a verme; a partir de ese instante hiciste que la razón de este amor le cediera permiso al deseo y a la pasión, esto reitera que la decisión no debe ser solo mía, por eso te invito a que nos sentemos a discutir este asunto, pero no entre las cobijas porque no son buenas consejeras, sino con los argumentos que nos inste a escoger lo mejor sin lamentos, así lo mejor no siempre sea lo deseado.
De momento, quieres verme y tenerme porque nos mueve el deseo de no separarnos para seguir disfrutándonos mutuamente. Para mí el hecho de estar contigo, disfrutarte a plenitud y sin reservas también me produce extrema satisfacción, eso lo has percibido a detalle. Sin embargo, hemos dejado de explorar otros ambientes que igualmente ayudan a mantener ese mutuo interés. Todo esto me lleva a afirmar que, si me has llevado a explorar dimensiones para mí desconocidas, merecido sería también el explorar nuestras aficiones compartidas.
Al darle vía libre a tu solicitud, aún quedan estas incógnitas: ¿Realmente nos conocemos?, ¿Realmente nos amamos?, o ¿Es realmente amor en el tiempo detenido? Si hay respuestas, entonces indagaremos si es factible llegar más lejos de lo que ya hemos llegado y mucho más reconociendo que hace varios calendarios ya te habías adjudicado el preciado galardón de mi iniciación como mujer, por eso siempre conservarás lo mejor de mí.
Hoy, le he dado gracias a Dios por haberme hecho mujer para entregarme a ti sin reservas, no porque lo merezcas por derecho sino porque así te lo concedí.
Al coincidir nuevamente en el tiempo decidí liberarme de nuestro pasado para ofrecerte con honores y a propósito dos galardones más que siempre estuvieron predestinados exclusivamente para ti; esperando su debut si los aceptabas a pesar del tiempo.
Amor mío: Que afortunado eres al dejarme poner por segunda y tercera vez mi impronta en tu mente.
Al igual que tú, yo también conservo lo mejor de ti: El dulce sabor de tus besos, tus tiernas caricias en mi rostro y en mi piel, recordándome siempre lo hermosa que sigo siendo para ti pese a las embestidas de la gravedad y los años, aún me embriagas los oídos con tu suave voz calmando mi dolor al tiempo que vas moderando sutilmente tu entrada que luego cristalizas en delicado placer. Sí amado mío… reconozco que sigues conservando ese encanto varonil de tus abriles cuando exploras con ambrosía cada fibra de mi ser y te deleitas llevándome hasta el nivel de hacerme perder la razón para hacerme esclava de tu amor.
Me he tomado todo este preludio para confirmar que ciertamente nos hemos amado y nos hemos deleitado hasta un punto que se ha extendido allende lo que jamás estuve dispuesta a darle a alguien que no fueras tu. Por eso esperé en silencio y con paciencia el momento que algún día llegaría. Igualmente, tú me buscabas en cada persona que te moviera mi recuerdo para así continuar lo que habías dejado inconcluso o para cerrar un capítulo más de tu vida; eso solo tú lo sabrás.
Lo que más admiro de ti es que a pesar de todos estos momentos de regocijo, no hemos prometido lo que de momento no podemos dar, aunque admitas que al igual que yo sientas mucho amor y deseo. Admiro también la ausencia de reproches pese a haber tenido motivos que hoy no aportan a nuestra unión; ya nuestro pasado está perdonado y eso nos basta para seguir siendo felices con o sin el amor del otro, porque solo de mi depende mi felicidad y solo de ti depende la tuya.
Quiero que sepas que cualquiera que sea el siguiente paso, sabré que hemos elegido la mejor opción. Te debes a alguien y créeme que no quiero ni deseo estar en su posición, pues esa experiencia yo ya la viví contigo. Solo la imagino preguntándose en silencio si aún le eres fiel o si nuevamente deba perdonarte porque le has vuelto a fallar. Yo también me he preguntado lo mismo, pero a diferencia de ella, yo decidí amarte sin apegos, sin cuestionamientos, sin reservas, sin reproches y sin títulos de propiedad para no necesitar de ti y continuar mis días siendo feliz, la diferencia, amado mío, radica en la magnitud de mi amor en libertad contigo o sin ti.
Tania Castro
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