“El dolor de un mal amor no es para morir…”, dice el vals peruano de Mario Cavagnaro Llerena, en su popular composición ‘El Rosario de mi Madre’, interpretada por un sinnúmero de cantantes, pero entre ellos es evidente el sentimiento que le imprime la legendaria española María Dolores Pradera.
Ella, en el tono aplicado, hace énfasis en otra de las frases: “Devuélveme mi amor para ‘matarlo’, devuélveme el cariño que te di…”; de ahí hasta el final, vienen los reproches a quien, supuestamente, no supo valorar, o corresponder, a ese amor.
En resumen, la composición del peruano Cavagnaro, ilustra una situación de desamor, o desenamoramiento, lo que en el argot popular bien podría caber en lo que comúnmente se denomina ‘despecho’, tema que tiene tanto de largo como de ancho.
Pues para ilustrarlos un poco más, sinrecato.com encontró que el exsacerdote Alberto Linero Gómez, lo abordó entre sus ‘Temas del día’, de su reconocida producción literaria religiosa ‘El Man Está Vivo’, y dejó cinco consejos para ‘Desenamorarse’, acompañado de una introducción, que aquí se las compartimos:
“Tenemos que aprender a desenamorarnos, ya que muchas veces es necesario. Y esto lo digo pensando en la relación de pareja, pero, también, en cualquier otro tipo de relación (por ejemplo, de amistad, de trabajo, etc.). Uno tiene que ser capaz de saber cortar y de decir “ya no más”, “esto no me conviene”, “esto me está haciendo daño”, “aquí ya se cumplió un ciclo, estoy perdiendo el tiempo”. ¿Cómo vivir libremente desenamorados? No tengo la fórmula, pero:
- Piensa en el daño que esa persona o esa situación te está haciendo. Sin ningún tipo de excusas ni de justificaciones. Ten claro que te está dañando y que muy probablemente lo está haciendo conscientemente.
- Visualiza el dolor, el engaño, los problemas que te está generando y que te va a seguir generando, si no eres capaz de decir “hasta aquí llego”.
- Enumera y analiza las cosas que habías tenido que dejar por estar en esa relación o en ese lugar. Date cuenta de que has perdido oportunidades, posibilidades de disfrutar la vida y de ser feliz.
- Renunciar a algo que mata duele, pero es una bendición, no tiene por qué ser visto como una pérdida o un fracaso. Quien renuncia es libre y quien es libre puede volver a optar por algo que lo realice.
- Ora. Pide a Dios que actúe en tu favor. Su presencia te dará mucha fuerza. Él te da su amor.
La intención era profundizar con él sobre lo anteriormente escrito, y aunque leyó un WhatsApp enviado a su número de teléfono no fue posible lograr una retroalimentación al respeto.
Manejo de la situación y efectos jurídicos
Sobre el desamor, o desenamorarse, sinrecato.com elevó consulta a la psicóloga, abogada y profesora dela Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma del Caribe de Barranquilla, Rocío Vásquez Fruto, planteándole dos puntos de vista: el manejo y la incidencia jurídica que podría tener en un proceso de separación de la pareja.
¿Cuál es la manera práctica de manejar el desamor? “Amor y desamor pueden ser dos caras de una misma moneda, la ambivalencia está presente en muchas relaciones y parte de experiencias y traumas de la infancia en las primeras relaciones de amor y autoridad, es decir con los padres o terceros cuidadores”, dice en respuesta al interrogante.
Luego agrega: “El desamor y una gran parte de los conflictos de familia, en muchos casos, podrían surgir, desde la visión del psicoanálisis, en una mala elección de pareja, puesto que lo que llamamos amor y que creemos encontrar en una persona, más que lo que encontramos, es lo que buscamos; de tal manera que adornamos de infinitas cualidades al objeto de amor, sin darnos cuenta que esas cualidades o características solo están en nuestro deseo, más no necesariamente en el ser amado”.
Seguidamente: “¿Qué amamos entonces, según Freud? ¿A nosotros mismos?, ¿A lo que fuimos?, ¿A lo que uno quisiera ser? ¿Al recuerdo de nuestros padres?, ¿A lo que nosotros deseamos que sea esa persona? Algo de eso o todo a la vez; de allí que, durante la primera fase del amor, o enamoramiento, la persona amada parece perfecta, pero esa perfección no existe. Es necesario aceptar a la persona tal y como es y ese proceso se da a medida que ese enamoramiento inicial cede a un amor más maduro o finaliza ante la evidencia de que esa persona no es lo que esperábamos y que sus defectos no son soportables”.
Pero ¿Cómo manejar el desamor?: “Sin duda se relaciona con el apego, la dependencia emocional que una persona tenga de otra y la resiliencia para superar los traumas de una relación, sobre todo cuando existe violencia física, verbal, psicológica, sexual, económica o patrimonial. Otro elemento importante, no en el sujeto, sino externo a él, pero fundamental, es la red de apoyo con que pueda contar al momento de tomar decisiones radicales, por ejemplo, finalizar de manera definitiva la relación”.
El desamor y una gran parte de los conflictos de familia, en muchos casos, podrían surgir, desde la visión del psicoanálisis, en una mala elección de pareja.
Y concluye este primer planteamiento así. “Un nuevo comienzo no pasa necesariamente por un nuevo amor, ya que es aconsejable reconocerse a sí mismo, valorarse y pasar tiempo consigo mismo, antes de darse una nueva oportunidad en el amor. Intentar no repetir los mismos errores, no caer en círculos eternos de repetición, que llevan una y otra vez a relaciones fallidas, que buscan enseñarnos algo que nos negamos a aprender”.
Incidencia jurídica
En el segundo concepto pedido a la profesional, ¿En un proceso de separación de una pareja, como se maneja el peso jurídico que tiene el desamor?, ella señala:
“Es importante anotar que en Colombia no podríamos utilizar como tal el desamor como una causal directa de divorcio o separación de cuerpos. Es decir, una persona no podría decir que se divorcia de otra solo porque ha dejado de amarla, o porque quiere simple y llanamente, porque estamos en un sistema causalista, en el cual para poder acceder al divorcio se debe demostrar procesalmente al menos una de las 9 causales consagradas en el artículo 154 del Código Civil”.
“Ahora bien, se puede decir que algunas de esas causales son una muestra del desamor hacia la pareja, e incluso hacia los hijos; por ejemplo, la infidelidad, el incumplimiento de deberes respecto a la pareja o sus hijos, el maltrato o tratos crueles, la separación de cuerpos por más de dos años, entre otras”.
“La Corte Suprema de Justicia reiteró, en reciente jurisprudencia del 2019, que el desamor no constituye una razón para desentenderse de las obligaciones que se tienen con el cónyuge, por lo tanto, independientemente de que se ‘acabe el amor’, si se demuestra la culpabilidad del cónyuge en el divorcio, este deberá pagar alimentos al otro cónyuge”, concluye la psicóloga y abogada.
Mientras tanto, la composición del peruano Cavagnaro, ‘El Regalo de mi Madre’, seguirá pregonando el desamor, sentenciando de paso… “No quiero que me veas nunca más”, una vez tomada la decisión.
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