¿Será que, mediante un proyecto de ley, Colombia logra erradicar la infidelidad? La respuesta la tiene la senadora Karina Espinosa Oliver, del Partido Liberal, quien asegura que ella, “ancestralmente”, ha estado rodeada de hombres infieles.
Los argumentos de esta dirigente costeña, del departamento de Sucre, tiene bases en ajustes, que ha puesto a consideración de sus colegas congresistas, a la actual Ley de Educación para el rescate de los tejidos, el familiar y el social.
Lo que ha causado controversia es el ‘bautizo’ que la misma congresista le da su proyecto, la ‘Ley Cero Cachos’, que ya empezó carrera hacia los respectivos debates, desde el pasado 19 de abril, cuando estuvo acompañada de 40 congresistas que le anunciaron respaldo. “Yo espero que lo básico no sufra cambios”, dice Espinosa.
Y lo esencial, según ella, es que se retome la educación en principios y valores, como un primer paso para rescatar a los estudiantes de los actuales ‘educadores modernos’, como define el mal uso dado a las redes sociales y el internet, ambos sin control alguno.
Cuenta que empezó a estructurar el proyecto luego de recoger experiencias reales en su entorno, no solo relacionadas con la infidelidad, sino con el consumo de sustancias sicoactivas, el bullying, el maltrato y la violencia intrafamiliar, el acoso y el abuso sexual, la intolerancia, la desigualdad social, entre otros, y los que hay ausencia del Estado, por lo que se requiere de políticas públicas eficaces y eficientes con urgencia.
Para ahondar en el punto de la infidelidad, la senadora destaca casos de los municipios de Colosó y San Onofre en los que se enteró de muertes violentas, motivadas por el desequilibrio emocional padecido por los afectados. Dice estar preocupada porque, cada vez, la infidelidad es más vista como una moda, una tendencia, que no mide consecuencias.
“En Colosó mataron a un señor con una olla de aceite caliente, porque le fue infiel a la señora; en San Onofre, mataron a una joven embarazada, hace unos años, porque le fue infiel al esposo; otro señor se vengó matándole el hijo a la señora. O sea, no nos hemos dado cuenta del gran problema de salud pública que tenemos por el tema de la infidelidad”.
“Y qué decir de la depresión; el que no se deprime, se nos suicida… ¿Porque, a quién le gusta que le peguen cacho? Hemos venido trabajando con una frase ‘No le hagas al otro lo que no quieres que hagan contigo’. La frase no sólo es para el tema de la infidelidad, sino para el bullying, para el que vende drogas…en fin, para muchos”.
“La infidelidad, celos y desconfianza son las principales causas de la agresividad y la violencia que se presenta al interior de las familias colombianas para ambos sexos. Ahí está la semilla de la corrupción que carcome a Colombia”, destaca Espinosa Oliver.
La iniciativa educativa es complementada con el compromiso del Estado de brindar más herramientas para que los estudiantes egresen de las instituciones con emprendimientos estructurados y respaldados, como prenda de garantía de su futuro.
Sobre el proyecto, un colega de la congresista y del mismo partido, el senador Juan Carlos Losada, le resta trascendencia al comentar en su cuenta de Twitter que no hace parte de la agenda de la bancada, sino de “una agenda ultraconservadora que, lentamente, ha venido tomando fuerza en el Congreso y que nos aleja de tener una sociedad liberal, incluyente y respetuosa de la autonomía y el libre desarrollo de la personalidad de los ciudadanos”.
A propósito del tema, en el 2021, la aplicación de citas Gleeden, junto con la firma consultora Dive Marketing, hizo un estudio en Latinoamérica en torno a la infidelidad, detectando que Colombia lidera el listado, pues se recibieron respuestas de 450.000 personas que reconocieron haber tenido deslices amorosos por fuera de su unión.
En el 2022, el diario económico La República publicó lo que invierte un infiel en sostener una relación, señalando que al mes está entre uno y dos millones de pesos. “El 67% de la población infiel usa tarjetas de crédito escondidas, exclusivas, para no mezclar cuentas y mantener los encuentros fuera del radar de sus parejas oficiales. El mayor rubro de gastos son los hoteles y moteles: se gastan hasta $500.000 en hospedajes para sus romances”.
“Lo segundo es perfumes, lencería y juguetes sexuales. En eso se invierte al mes entre $200.000 y $300.000 para sorprender al protagonista de la “aventura”. Y lo tercero en que más gasta plata un infiel, sorpresivamente, es en salir a conversar tomando un café”, registra el diario económico.
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