Guardados los disfraces, las polleras, los sombreros vueltiaos, las caretas de marimonda, los capirotes de garabato, en fin… todo lo usado en el disfrute del Carnaval de Barranquilla, se pasa a los días de balances de lo vivido y se entra en las proyecciones para la fiesta del año entrante.
Dentro de esos balances se destaca el de los ‘Frutos del Carnaval’, como bien lo interpreta el dominicano Cuco Valoy en ese clásico de la música carnavalera, producto del desenfreno y el frenesí sexual.
Tres años atrás la entonces Secretaria de Salud del Distrito, o hoy lo es del departamento del Atlántico, Alma Solano, aseguró que la tasa de nacimientos, entre los meses de septiembre y diciembre, se incrementaba en un 20 por ciento con respecto al resto del año.
Esto lo sustentó señalando que mientras de enero a agosto, de los años 2014, 2015 y 2016, el promedio de nacidos estuvo en 1.780 casos; entre septiembre y diciembre en los mismos periodos se pasó a 2.160.
El periodista de El Tiempo en Barranquilla, Leonardo Herrera Delgans, en un artículo titulado ‘Autoridades lanzan plan contra incremento de embarazos por carnavales’, revive el tema relacionado con los resultados de los ´polvos carnavaleros’.
A manera de ejemplo, señala que “en el 2015, los carnavales fueron del 14 al 17 de febrero, en noviembre, es decir nueve meses después, fueron recibidos 2.211 bebés. Solo estuvo por debajo de octubre (2.216) y diciembre (2.237). Ese año nacieron en Barranquilla 22.946 criaturas”.
Ponte el gorrito
Pero, además, Herrera destaca un hecho curioso dado por las autoridades de salud de Barranquilla, y es que “con excepción del año pasado, en que se reportaron 21.875 partos, el mes de enero fue el que marcó el número más alto los llamados ‘Frutos del Carnaval’, 2.032, pero tiene una explicación: las fiestas del Rey Momo fueron del 2 al 5 de marzo, es decir se corrió un mes”.
En el registro de prensa se le consultó al investigador cultural y sociólogo barranquillero Guillermo Mejía y él explica, con base en cifras de Fundesarrollo, que durante los meses de octubre y noviembre se incrementan los nacimientos en Barranquilla hasta en un 58%, en comparación con el mes de febrero.
“Es muy interesante y revelador en atención a que las carnestolendas propician un ambiente socio-festivo-afectivo-sexual cuya praxis trae frutos nueve meses después”, sostiene Mejía en su análisis.
Oídos sordos
En consideración a ese disparo en la tasa de natalidad es que las autoridades sanitarias estructuran campañas de prevención de embarazos, así como para evitar las llamadas ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), o como prefieren definirlas otros ITS (Infección de Transmisión Sexual). Lo cierto es que todo parece quedar en la indiferencia.
Herrera reseña en su trabajo que el año pasado para la temporada carnavalera, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) puso en marcha la campaña ‘Ponte el capuchón de la razón’, buscando prevenir el embarazo juvenil “al considerar esta fiesta como un escenario de riesgo que incrementa el indicador de embarazos no planificados en el Caribe colombiano”.
Este año, la Secretaría de Salud de Barranquilla promovió ‘Soy responsable de mi salud’ con fin de crear conciencia sobre hábitos saludables frente al consumo de alcohol y alimentos, la prevención de infecciones respiratorias y de transmisión sexual y los embarazos no planeados. Fue así como se repartieron más de 100.000 condones y material impreso en los eventos masivos de la fiesta por parte de 500 funcionarios.
Sin embargo, testimonios directos de médicos y enfermeras coincidieron en que el trabajo se les incrementa, pero no solo en los meses que viene dando la sumatoria del período de nueve cuando los bebés empiezan a pedir pista para salir al mundo, sino a las pocas semanas de concluido el Carnaval.
El ‘ají picante’, cantado en Carnaval
“Llegan pacientes con sangrado, contando que tienen retraso, pero son provocados por ellas mismas”, le comentó una veterana enfermera de un hospital de la ciudad al periodista, al asegurar que abril y mayo, es frecuente atender casos de abortos y que durante el examen físico les encuentran tabletas intravaginales.
Muchos de los embarazos son riesgosos ya que no son programados; además, el número de mujeres menores de edad, entre 14 y 16 años, es alto, lo que también dispara los abortos.
El periodista reseña que en el Hospital Niño Jesús de Barranquilla, cuya especialidad es la atención de partos en el Departamento del Atlántico, en el último trimestre del 2019 colapsó la atención a mujeres embarazadas. “Sobrepasó nuestra capacidad”, le manifestó la gerente del hospital, Karina Orozco, agregando que las pacientes que llegan con sus ‘Frutos del Carnaval’, se suman las pacientes venezolanas, lo que desbordó la atención. En promedio diario, en el centro hospitalario se atienden 20 partos; y al mes nacen unos 600 bebés.
Por último, Herrera recoge el concepto del sociólogo Édgar Rey Sinning, quien explica que “el Carnaval es una especie de desorden organizado y eso permite ciertas libertades, entre esas de tomar trago, de bailar como sea, de salir a la calle y, por supuesto, de tener relaciones sexuales”.
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