Les pregunté a varias parejas casadas, o arrejuntadas con más de 20 años en su relación, qué era lo que más extrañaban de sus noviazgos y estas fueron sus respuestas:
“Extraño que teníamos sexo a cualquier hora o día sin tener que planearlo, todo era muy espontáneo. No es que ahora sea malo, pero extraño esos días” – Mario, 20 años de casado.
“Salíamos casi todos los fines de semana, por supuesto, es la idea de ser novios. Ahora salimos, pero en plan familiar; me hace falta estar a solas con él” – Roxanna, 25 años de casados.

“Uff, extraño el romance, era muy detallista. Me mandaba flores, me sorprendía todo el tiempo, y por eso caí redondita. Sigue siendo detallista ahora, pero más que los regalos, antes me escribía mucho, todavía guardo sus cartas y sus noticas” – Marcela, 21 años de vivir juntos.
“Mi esposa siempre estaba de buen humor, nos reíamos mucho, bailábamos mucho y también salimos mucho, pero, bueno, las responsabilidades lo van apartando a uno de lo verdaderamente importante”, Julio, 23 años de casado.
“Imagina que hoy tu pareja te escribe una carta antes de irse a trabajar para que al levantarte la descubras; estos pequeños gestos pueden generar grandes emociones. Esta es la esencia del ‘microrromance’, lo que los expertos catalogan como vivir el amor en tiempos modernos”, explica el psicólogo y sexólogo, Ricardo Pérez (*).
El experto explica que el ‘microrromance’ son esos pequeños gestos cotidianos que alimentan la intimidad y el afecto en la pareja como, por ejemplo, un abrazo sin motivo, una picada de ojo de complicidad o agradecer por estar contigo al final del día. No se trata de ir al cine y tener un final de película, es más bien momentos breves con una gran carga emocional.
La industria cinematográfica, las novelas, los libros y, claro, las redes sociales se han encargado de sembrar la idea de que el amor se alimenta y se valida con grandes demostraciones y con mucho presupuesto. No nos engañemos, a todos nos gustan los regalos, solo que no siempre representan la profundidad del vínculo.
Como decía mi bella madre: “el amor es como una matica (planta) que debe regarse, ponerla en el sol y cuidarla”. Lo que ella me quería decir es que el amor es un sentimiento que se alimenta a diario, y contando que no todos los días son buenos, porque también hay días malos o regulares.
Y, aunque sobra decirlo, cada pareja y cada persona es única, así que no hay fórmulas mágicas o rutinas para que una relación funcione. Sencillamente, las rutinas de las parejas cambian con los años, unas mejoran y otras surgen, porque cada vez están más acordes con su presente.
El psicólogo Pérez explica: “Lo importante es tener claro el mensaje que queremos transmitir. Los mensajes pueden ser: ‘estoy a tu lado’, ‘te veo’, ‘me acuerdo de ti’ o ‘eres importante’, entre otros”.
A continuación, el psicólogo comparte una serie de acciones que sirven como inspiración para que las parejas creen sus propios gestos:
Envía un mensaje inesperado, como: ‘pienso en ti’, ‘te extraño’ o ‘simplemente te escribo porque me acordé de ti’.
Agradece lo bueno del otro. Trata de desconectarte de las obligaciones del día a día y mira lo bueno de estar con tu persona especial.
Conversar sin distracciones, sin la televisión o el celular de por medio, hará la diferencia.
De acuerdo con el psicólogo Ricardo Pérez, esta estrategia es ideal para todas las parejas. Sin embargo, está especialmente diseñado para parejas con ganas de cultivar la relación, para aquellas parejas que tienen poco tiempo y sienten que la rutina les roba espacio y que quieren avivar la chispa de su relación.

Tengan presente que, aunque la intención del ‘microrromance’ es mejorar la vida en pareja, cuando hay circunstancias más profundas, es necesario el acompañamiento de un profesional; las cosas no siempre se pueden mejorar con la intención.
El ‘microrromance’ puede usarse como una herramienta dentro de la terapia de pareja, porque estos pequeños gestos implican el compromiso real de ambas partes para mejorar, para cambiar y para conectar con el vínculo emocional.
Recuerden que vivir en pareja no solo es tener una casa, hijos y compartir gastos; vivir en pareja es compartir recuerdos y escribir una historia juntos como familia, pero también como compañeros de vida. Es reconocer los errores tuyos y del otro, pero también exaltar sus virtudes.
Cuando viven en pareja, tienen un pasado como recordatorio de dónde estuvieron, el presente en el que viven y alimentan a diario y el futuro que llegará con la esperanza de que todo será mejor. Es la oportunidad ideal que tienen para cuidar esa plantica que seguirá dando frutos.
(*)Psicólogo general sanitario y sexólogo especialista en terapia de pareja, terapia sexual y gestión emocional.