La línea editorial de sinrecato.com se refirió, hace poco, a la misofilia, una curiosa manera ritual de excitarse al oler las prendas íntimas de la persona con la que se dispone a sostener relaciones sexuales.
Pero si esa parece extraña, las citadas por el portal Confidencial Colombia sacan una buena ventaja llegando al terreno de las extravagancias, según lo señala el escrito que da detalles de 17 de ellas, enmarcadas en lo que se conoce como ‘fetichismo’, un tipo de parafilia y en la que pueden haber 136 categorías distintas.
Pero, ¿Qué puede llevar a una persona a tener como secretos sexuales una filia o parafilia?, el psicólogo y sexólogo Wilbert Durán comparte su explicación con nuestros ciberlectores; pero antes, he aquí el listado de las más extrañas y hasta el momento detectadas:
- Agalmatofilia. Atracción por estatuas, muñecas, maniquíes u otro tipo de objetos con figura humana.
- Ursusagalamatofilia. Filia que consiste en vestirse como animalito de peluche.
- Hierofilia. Apetito sexual derivado por los objetos religiosos como cruces, biblias u otros.
- Salirofilia. Personas a las que les gusta la idea de ensuciarse durante la práctica sexual.
- Parcialismo. Excitación por una parte del cuerpo en específico (pies, manos, espalda, cuello, etc).
- Mecanofilia. Personas excitadas por máquinas o tener relaciones dentro de un coche, autobús, etc.
- Odaxelagnia. Morder o ser mordido por la pareja.
- Acrotomofilia. Placer sexual con miembros amputados, ya sea con su ausencia o con prótesis.
- Coprofilia. Placer experimentado al manipular, tocar u oler los excrementos.
- Somnofilia. Individuos a los que les gusta ver o tocar a su pareja mientras están dormidas.
- Autoandrofilia. Mujeres a las que les excita vestirse como hombre o fantasear que es un hombre.
- Claustrofilia. Un tipo de excitación que se logra estando en espacios extremadamente reducidos.
- Chupar pomos. Personas a las que les gusta ver fotos de mujeres lamiendo pomos de puertas.
- Tecnosexualismo. Sujetos que ansían tener relaciones sexuales con robots.
- Hibristofilia. Excitación hacia los criminales.
- Formicofilia. Satisfacción sexual por tener insectos en el cuerpo, en especial en los genitales.
- Cleptolagnia. Es la excitación derivada del robo.
El soporte científico
“Primero hay que explicar que las parafilias, en sí, son una especie de trastorno sexual; son muy interesantes de trabajar y puede haber una parafilia, o más, por persona. Realmente, pueden existir tantas parafilias como personas en el mundo, y esto es lo complicado de entender para muchas personas”, sostiene Durán.
Agrega, igualmente, que es una fijación sexual hacia un estímulo, un objeto o determinada situación. Puede ser algo inanimado o animado; algo surreal o muy realista. “El órgano sexual por excelencia como tal es el cerebro, es nuestra mente, es nuestra forma de pensar. Desde el cerebro es que, realmente, ocurre todo tipo de placer sexual muchísimo más allá de los genitales. El cerebro es quien analiza e interpreta las sensaciones que transmiten los genitales”.
Durán precisa en que hay personas que desarrollan parafilias y otras que manifiestan problemas o trastornos sexuales en otros niveles, como por ejemplo la eyaculación precoz que tiene ver más con cierta condición mental, que con algo físico.
“Podemos comparar las parafilias con las fobias. Hay personas que le tienen miedo a cualquier cantidad de cosas y no es racional; Simplemente, ver una foto del objeto, el lugar la persona o el animal para que sientan un miedo que les recorre todo el cuerpo. Lo mismo pasa con las parafilias”.
“Como personas tenemos a capacidad de definir, si un objeto, una situación o una persona tiene una característica sexi o sensual, por ejemplo. Invitemos a una persona a que compre una botella de Coca-cola y una de Pepsi-cola, y las compare en un vaso redondo y uno cuadrado, las observe y señale cuál de esos vasos es más ‘sexi’, más ‘atractivo’ y lo mismo con las botellas”, ilustra el psicólogo.
También explica que el tema de la sexualidad es que es la parte más instintiva y primitiva de las personas. Incluso, que el neuromarketing apunta a crear objetos, y a crear publicidad que para las personas sean sexis, atractivas, asociándolas a los instintos, con una forma de ver y sentir, “y es lo que permite que, en determinado momento, se cree una fijación”.
Reitera que la parafilia termina siendo la fijación sexual hacia algo determinado. “No hay un evento particular que digas: ‘ok si haces esto vas a desarrollar una parafilia, no’. No es algo así, como que en cierta edad es que se desarrollan las parafilias, tampoco; simplemente, no hay forma de predecir en qué momento en esa persona va a hacer un clic, un cambio, una fijación en cuanto al tema sexual y una situación particular”.
Normalmente, las personas que sufren parafilias tienen características sociales extrañas, de acuerdo con el sexólogo. Tienen déficit para socializar en sí, o incluso, a veces no es tanto para socializar, sino que tienen ya problemas de conducta previos. Entonces, determinadas condiciones las lleva a crear este tipo de fijación.
“Cuando tratamos o trabajamos una parafilia se hace a través de métodos cognitivos conductuales en la onda de la psicología, y es por acercamiento progresivo, sucesivo, incluso no se trata tampoco de eliminar aquella parafilia de la persona, sino suavizarla, no desaparecerla de golpe sino que, a medida que la persona va disfrutando de algo sexual a través de su parafilia, ir introduciendo otros elementos para identificar, de nuevo, la sexualidad de esa persona”.
“Es parecido también como se trabajan las fobias. En una fobia a una persona se le va a acercando, poco a poco, el objeto o la situación que se le provoca el miedo tan irracional, tan aterrador, hasta que se llega al punto que es capaz de tocarlo y puede seguir sintiendo alguito de miedo, pero ya lo pueden manejar y el miedo comienza a ser más controlado”, concluye el psicólogo y sexólogo Wilbert Durán.
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