Vengo con los mismos síntomas, no sé qué hacer.
He consultado a los mejores especialistas,
la mayoría me recomienda que busque otro querer
y los sabios, que me aman me dicen que ya no insista.
El cáncer de la tristeza me ha ido consumiendo,
sigo intoxicado con el elixir que tomé de aquel cuerpo.
Con tanto veneno que aún tengo, no sé cómo estoy viviendo,
puede mi sonrisa aparentar la vida, pero por dentro estoy muerto.
Mi enfermedad, a veces, me abandona, pero siempre regresa;
cuando se va, planeo una exploración creyendo que no volverá,
afilo mis armas, ataco, y cerca de la victoria me llevo la misma sorpresa
bendita toxina que me deja sin fuerzas, cuándo te irás?
He rogado al doctor del cielo para que me sane y me dé el alta
porque en mi mundo no me han podido encontrar la cura,
pues solo Él sabe cuál es la medicina que me hace falta,
le apremio con ansias y es que, sin ella, estoy al borde de la locura.
Esta pensadera agrava mi estado,
ni pastillas, ni ungüentos, ni baños ni bebedizos;
ninguna estrategia me ha sanado.
¿Será entonces que estoy preso de un hechizo?
Ese dictamen, debo hacerlo a un lado
porque jamás ofenderé al que me hizo.
bendita soledad que me ha hecho de todo,
suena extraño, pero hoy quiero decirle que me deje solo.
El invitado de Tania: José Gregorio Hoyos Muñoz
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