En una sociedad en donde importa más cómo te veas físicamente ante el hecho de si eres un buen ser humano, la apariencia se ha convertido en una obsesión que raya en la locura (dismorfia corporal).
Nunca las cirugías plásticas, los tratamientos estéticos, los nutricionistas y los gimnasios habían sido lugares tan concurridos. Ojo, no quiere decir que esté mal, pero hay un equilibrio entre sentirse bien con tu cuerpo y estar sano y hacer TODO sin importar que arriesgues tu salud, sin necesidad, por “verte bien”.
La vanidad no conoce de género; hombres y mujeres son propensos a ella, pero es más notoria la competencia en las mujeres porque no se le noten los años, por verse menores, en un afán desmedido de ir en contra del reloj biológico.
Hay una película que les recomiendo del género body horror, ‘La sustancia’, en el que la trama gira en torno a la apariencia. El filme cuenta la historia de cómo se siente una famosa actriz que llega a sus 50 (interpretada por Demi Moore) y lo que es capaz de hacer para verse de 20 y mantenerse vigente, reconocida y admirada.
El mensaje es brutal y contundente, las actuaciones son maravillosas y, si se impresiona con facilidad, véala y saque sus propias conclusiones.
Cuando ya pasas de los 40 años, es muy común escuchar frases como: “Te ves muy bien, a pesar de tu edad”, “Pareces de 20”, “No se te notan los años” y me pregunto: ¿es que hay que verse de una manera en particular cuando tienes 30 o 40 o 50 o más?
Hay muchos factores que influyen en la apariencia como la genética, el tipo de piel, el estilo de vida, la raza, etc. como quien dice: “Es una lotería”. Bendecidos aquellos que no usan cremas, ni hacen dietas, ni van al gym y lucen siempre jóvenes y bellos, pero felicitaciones también a los que cuidan su salud, hacen ejercicio y comen sano.
Por supuesto que hay otros que quieren envejecer con “ayudas” y recurren a procedimientos estéticos y quirúrgicos y es respetable. Solo asesórese y busque profesionales certificados, no caiga en promociones; se trata de su salud, no de un combo de hamburguesas.
Los estándares de belleza han cambiado. Hoy en día hay un movimiento de ‘body positive’ que también es respetable y le apunta a las mujeres de tallas grandes, que a mi modo de ver son mujeres que en algún momento también quisieron encajar en una talla pequeña y asumieron que su cuerpo no es que no sea perfecto, sino que es diferente.
Sin embargo, el equilibrio debe ser la premisa en estos tiempos de extremos, ni muy delgada, ni muy gruesa, a menos que sea su contextura, porque en ambos casos podrían exponer su salud a muchas enfermedades.
Es una sociedad tan exigente que demanda que no se te note si eres mamá, si eres viejo, si eres delgado, grueso, alto, bajo, negro, blanco, indio, liso o crespo, que no se te note.
Y, cuando se nota, por supuesto que eres rebelde, díscolo. Pero créeme que es un alivio ser como eres; eres libre y te quitas una carga pesada que te impones tú mismo.
El próximo 20 de diciembre cumpliré 50 años y créanme que no me había sentido tan emocionada en mucho tiempo y lo estoy por muchas razones:
La primera es que estoy muy agradecida con la vida que tengo (mi familia, mis amigos, mi trabajo) porque he logrado mucho más de lo que soñé.
La segunda porque estoy viva. Sí, puede parecer obvio, pero en estos tiempos muchos no alcanzan a llegar con vida al medio siglo y es otro motivo para estar feliz.
Y la tercera es que voy a llegar a los 50 (sin cuenta), sin llevar la cuenta y feliz. Me gusta esta versión que veo a diario, porque quiero que se me noten.
Qué bonito sería mirarte al espejo todos los días y sentirte feliz con el reflejo que ves, que bonito sería que escucharas siempre halagos y frases lindas, pero lo más bonito es que te ames tal y como eres y que aceptes que no eres solo un cuerpo. Lo mejor que tienes es lo que eres y eso solo debe importarte a ti.
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