Leona Chelmer fue la primera mujer en diseñar y patentar una copa menstrual en 1937, y empezó a venderla en Estados Unidos. El material era de goma y los músculos del suelo pélvico los encargados de sostenerla.
Pero la felicidad duró poco. Estalló La Segunda Guerra Mundial, la producción se suspendió y el producto empezó a escasear. La situación no mejoró cuando terminó la guerra, porque las mujeres no querían cambiar las tradicionales toallas higiénicas por la novedosa copa. Y más en esta época en la que la sexualidad femenina era un tabú e impensable que una mujer tocara su vagina.
Después de muchos experimentos con varios materiales, en el 2000 se descubrió uno adecuado: la silicona médica, la cual se usa en las copas actuales, hipoalergénica y resistente a las bacterias.
Este fue el avance con respecto al látex al que muchas mujeres son alérgicas, es más flexible y suave al introducirlo en el canal vaginal.
Conversé con Gizeh Ibarra, una joven panameña de 26 años, emprendedora, licenciada en Negocios Internacionales y Logística quien es una experta en el tema.
“Empecé a usar la copa menstrual hace dos años. Me cambió la vida, libre de toallas sanitarias, libre de tóxicos que afectaban mis partes íntimas”, comentó.
Gracias a su experiencia personal, el 22 de Julio de este año, en medio de la cuarentena, lanzó su marca: Heracup, cien por ciento panameña de productos sostenibles para la higiene femenina. Su meta es promover y educar sobre el uso de la copa menstrual como una alternativa ecológica y cómoda.
Gizeh explica, fluidamente, qué es una copa menstrual: “Es un recipiente de silicona médica que recoge el flujo menstrual, mientras que las toallas sanitarias absorben el flujo y cuando este se pone en contacto con los químicos, produce irritaciones y mal olor”.
Las copas menstruales tienen varios tamaños, que dependen de cada mujer, su estatura, peso y contextura:
- Copa Talla S: Para jóvenes que no han tenido relaciones sexuales. Se recomienda desde los 14 años.
- Copa Talla M: Para mujeres hasta los 30 años y que no hayan tenido parto vaginal.
- Copa Talla L: Para mujeres mayores de 30 años y que hayan tenido partos vaginales.
Paso a paso
Gizeh dice que es importante asesorarse en el tema y señala las ventajas de la copa menstrual frente a las opciones tradicionales como las toallas sanitarias o los tampones:
- Comodidad: Puede usarse hasta máximo 12 horas. No necesita quitarse para orinar.
- Libertad de movimiento: Puedes realizar tus actividades diarias como: correr, saltar, nadar, bailar o practicar un deporte.
- Sin infecciones: Es hipoalergénica, no produce infecciones, ni resequedad en la zona vaginal.
- Larga vida: La copa menstrual tiene una vida útil entre 6 a 10 años. Lo cual depende del cuidado.
- Inversión económica: Una vez la obtienes en unos meses recuperas la inversión.
- Inversión emocional: No más preocupaciones si te manchas, o si puedes usar ropa blanca.
Antes de usarla es recomendable elevar consulta médica al ginecólogo.
Cada proceso es diferente, algunas mujeres desde el primer día la usan de la manera correcta, otras tardan más en tomar la decisión porque piensan que les va a incomodar o van a sufrir un accidente. Pero todo cambia, una vez la usen de manera correcta.
Es importante esterilizarla antes de usarla y después, una vez pase el ciclo menstrual. Entre cambios, solo debe lavarse con agua y jabón. Hay cuatro maneras de esterilizar:
- En una olla pequeña, hierves agua de 3 a 5 minutos.
- En el microondas, la pones en el vaso esterilizador por 3 minutos.
- En un esterilizador con agua que se programa automáticamente por 8 minutos.
- En un esterilizador de luz ultravioleta, el cual se caracteriza por eliminar olores.
Aunque, en general, su uso es ventajoso, si es usada por más de 12 horas, al igual que ocurre con productos tradicionales, puede provocar el síndrome de shock toxico (SST), el cual causa malestar general, fiebre alta, confusión, náuseas, vomito o diarrea, tensión arterial baja y erupciones de la piel.
Si tienes alguna duda de usarla, es importante que consultes al ginecólogo. Es una alternativa para una nueva generación de mujeres conscientes de su vida, su cuerpo y que quieren evitar la contaminación del planeta.
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