si sabe de qué está hecha mi corteza,
si él que cada mañana humedece mi piel
ha sentido las partículas de mi existencia.
El amanecer acalló mi voz
con una tibia lluvia
y brotó en el ambiente un aroma a huerta
para recordarme que soy abono de turba negra,
que tengo en el manto de mi piel
las raíces que dejan los años cuando parten,
que mis manos a veces ásperas
conservan el trabajo de nativos.
Ese mismo olor a tierra rociada
me planta como árbol de gran follaje
en el caudal violento de la vida.
Amanecer,
sigue redescubriéndome cada alborada,
muéstrame matices,
déjame saber quién soy,
a veces.
Poeta invitada: Yajaira Pinilla Carrascal
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